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Del Zika, el hambre y otras miserias


Cuando la gente me pregunta acerca de la situación en Venezuela, no me sale más que un rosario de penas. ¿Qué otra cosa si no se puede decir? Lo único que hay para contar son cuentos de horror: una joven comiendo gusanos en una cárcel por el crimen de haber abucheado a un ministro en público, gente que no tiene para pagar el entierro de un ser querido, muertos de mengua por la falta de una medicina, niños que crecen malnutridos porque comen lo que se consiga y lo que se pueda pagar, no lo que necesitan, adolescentes que contraen el virus Zika y salen embarazadas porque no hay anticonceptivos disponibles o no pueden pagarlos… y así continúan desgranándose las desgracias. Pero hay patria, porque ahora los viernes serán feriados. Esa ha sido la gran solución del gobierno para ahorrar electricidad luego de años en que no se preocuparon por mantener las instalaciones eléctricas, ni hablar de mejoras o de prevención. Pero, ¿quién se va a molestar ante la posibilidad de un fin de semana largo todas las semanas? Esa es la mentalidad populachera de los que están en el poder y la estrategia de la limosna que tan bien les ha servido. Ante la situación cada vez más grave, la pregunta es: ¿Cómo sobrevive la gente? Y es que por más migajas, por más que les tiren algo aquí o allá, cuando se enferman y van a un hospital no hay ningún servicio (agua, luz, ni hablar de medicinas), cuando buscan pañales para los hijos no hay, cuando salen a la calle en cualquier esquina los matan. ¿Cómo viven pasando tanta necesidad? Esa es la incógnita.

Hace unos días hablando con un amigo de los que se quedaron, y que lleva a cabo la hazaña de criar y educar a su familia en el país, le preguntaba cómo le estaba yendo y me habló de sus deseos de porvenir, de su “ansia de algo distante de lo que le ofrece el noticiero cada noche, cada mañana, de su deseo de un ideal que no sea el impuesto, el trasnochado, el obsoleto”, y el que humilla, porque eso es Venezuela: un país humillado, que da patadas de ahogado.

El periodista español que fue a Venezuela para hacer un reportaje para Antena 3 describió al país “como si hubiera salido de una catástrofe natural o de una guerra”. Pero lo más lamentable de todo es que esa catástrofe, esa guerra aún no ha acabado, todavía se están recibiendo los golpes, todavía sigue la destrucción. ¿Hasta cuándo?

PD: La última: el gobierno le está pidiendo a las mujeres que no usen tanto el secador de pelo, para ahorrar electricidad. Así es como se arreglan los problemas del país ¡Qué vergüenza!

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