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Navegando con el Gaviero

Hurgando entre mis libros me

encontré con un tomo de siete novelas del escritor colombiano Álvaro Mutis, que me regaló hace años un querido amigo mío.

Me puse a releer Ilona llega con la lluvia y enseguida recordé porqué siempre me ha gustado tanto Mutis. Y la razón es su personaje Maqroll el Gaviero: ese marinero sin patria cuyo nombre encierra una metáfora de sueños y leyendas. Gaviero es aquel que avizora, el que ve más allá.

Encontré también un texto que escribí para un monográfico sobre el mar (publicado por Literaturas.com) donde hablaba del mundo de Maqroll:

“Escribió alguna vez Marcel Proust, uno de los escritores favoritos de Álvaro Mutis: ‘El mar fascinará siempre a aquellos a quienes el cansancio de la vida y la atracción del misterio han precedido las primeras pesadumbres, como un presentimiento de la insuficiencia realizada para satisfacerlos’. Maqroll el Gaviero es sin duda ese espíritu sensiblemente liberado de cualquier atadura, solitario y hacedor inagotable de historias, que se sumerge en las empresas más dispares e inimaginables, intentando hallar más, siempre buscando en el horizonte una esperanza para esa derrota que intuye, para esa idea que no termina de aceptar: la certidumbre de saber que estamos de antemano condenados.

La imagen de Maqroll estará siempre irrevocablemente unida a la vida en el mar, que adquiere categoría de universo infinito, y aun lo que sucede en tierra firme estará para él impregnado del aroma marino.

Los barcos, esos pequeños mundos flotantes, que en algunas historias son maravillosas embarcaciones y en otras solo tristes despojos, que adquieren cuerpo de personaje, como en el caso de la historia del Tramp Steamer, se convierten en instrumentos del azar que rige la existencia del Gaviero. Y los puertos simbolizan siempre el final de un ciclo, de un viaje, las historias que culminan”.

Hay que leer, o releer a Mutis, y dejarse impregnar por la melancolía del errante Gaviero, acompañarlo en esas empresas que lo colocan siempre al borde del abismo, pero que denotan un imperioso afán de vivir. Realmente vale la pena embarcarse en esa travesía.

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