Ni morirse...

Ocurre que varias veces al año en Venezuela surgen los rumores de que algo se va a presentar, hay algo inminente, ahora sí que la gente está harta. Lo hemos visto justo la semana pasada con los saqueos en San Félix, estado Bolívar, donde la gente “harta” asaltó varios locales de alimentos. De todo esto se supo por las redes sociales, que son la única manera de enterarse de lo que está pasando en el país. A veces los que estamos afuera estamos más informados de lo que está pasando que los que viven en el país.

Ya son años con esa sospecha. El problema es que, como contaba el otro día el actor e intelectual Héctor Manrique, la gente comenta que algo se viene, que está punto, pero ellos están de fiesta, tomándose una cervecita y tranquilos en casa esperando a ver qué es lo que va a pasar. Después de todo alguien más se encargará de que suceda. Es difícil para mí hablar sobre esto, pues tampoco estoy allí para hacer algo, solo me queda revolverme en mi propia impotencia y suspirar, también a la espera.

Ahora que la Polar ha cerrado dos de sus fábricas de cerveza por falta de insumos y que el gobierno ha tomado un importante centro de distribución de la empresa (para construir viviendas, porque parece que no hay más espacio en el país), tal vez haya un sacudón. Al fin y al cabo Polar es responsable de una buena parte de la producción de alimentos en el país. Hasta hace poco pensaba que era imposible que el gobierno le metiera mano, sería una jugada estúpida. Pero a estas alturas deberíamos saber que no se puede subestimar la ineptitud los que están montados arriba.

¡Ah! Y lo peor: en Venezuela la gente ni morirse puede. Un velorio (urna y entierro incluidos) cuesta 17 veces el sueldo mínimo. Así que, ¡a sobrevivir! (o malvivir), mientras tanto.

#Venezuela